Un mundo feliz
En Un mundo feliz se nos presenta una sociedad que es condicionada desde su gestación en un sistema que recuerda a una fábrica y quita todo resto de humanidad al proceso.
Este modelo en el que la felicidad y la estabilidad social son alcanzadas en detrimento de los apegos, la familia, las religiones, el conocimiento y el envejecimiento y el miedo a la muerte, que desaparecen haciendo que sus ciudadanos vivan pero sin tener ideas propias.
Con unos gramos de soma todo malestar desaparece, con un frasco, dos o tres, y la felicidad se torna verdad en un espacio ficticio totalmente naturalizado y desprovisto de esfuerzo.
Huxley nos propone así la pregunta por excelencia,
¿cuánto sacrificarías por la felicidad? ¿Sé es realmente feliz sin libertad aún sin saber qué es este término?
También nos presenta la vida salvaje, donde se mantienen la fe, el matrimonio, la vejez y las enfermedades. Y nos muestra qué ocurriría si ambos mundos se mezclasen con la aparición de un salvaje en el mundo civilizado.
La gloria, el reconocimiento, nada ayudará a calmar el dolor de aquellos que viven en los márgenes de lo establecido y la utopía se tornará infierno a ojos de unos y de espectáculo para otros.
Frase:
"Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse"
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